(MUERTE DE UNA HEROINOMANA)
Fuiste princesa de una casa bien;
la unigénita mimada y consentida
de una familia acuadalada;
todos tus sueños e ilusiones
al instante eran complacidos
sin, siquiera, mirar su precio;
pero tú té sentias prisionera
encerrada en tu preciosa jaula
de oro, esmeraldas y turquesas.
Un día quisiste probar algo nuevo
que te hiciera alcanzar esa Libertad
que, desde siempre, tú anhelabasM
y pensaste que lo habías encontrado
al sentir como un loco Pegaso Blanco
galopaba, desbocado, por tus venas.
El te elevó hasta el cielo,
te hizó besar las estrellas
al llevarte a su paraíso;
pero no quisiste darta cuenta
de que solo era un espejismo
y té precipitaste al vacío.
Balada para una gaviota;
que, buscando Libertad,
sé fugó en un Caballo con Alas
que nacía de una jeringuilla.
Cuando, al final, descubriste
que, en realidad, te esclavizaba
quisiste dar marcha atrás;
pero tu billete había caducado
y, con las venas quemadas,
no podías volver al camino;
estabas al borde del abismo
y, con los ojos vendados,
caminabas hacía tu fin.
Ya todo cambio para ti;
pues, solo podías subsistir,
pendiente del próximo Pico;
eras una marioneta sin cuerdas,
una barquichuela que zozobra
acosada por la furia del temporal.
Una noche todo lo acabaste
y, con tinta de Jaco,
escribiste tu epitafio;
en un solitario y lóbrego callejón,
con la jeringuilla tatuada en el brazo
y, el alma, cabalgando entre nubes
A LA MEMORIA DE ALMU; QUE HACE YA NUEVE AÑOS QUE NOS DEJO